"Edit. del 18/12/2012 Posiblemente me vestiré elegante, de etiqueta, con el abrigo largo y mi boina para protegerme la cabeza. De la nevera sacaré una botella de champán que tengo para ocasiones especiales (no la vamos a tirar a estas alturas). Cogeré el coche y me subiré al monte más cercano y alto que haya con una silla blanca de jardín una copa de champán burbujeante en mi mano derecha, un cubo de palomitas en la izquierda y mi tocadiscos enchufado a la batería del coche con mis vinilos de Tchaikovsky y Wagner a todo trapo... y a disfrutar del espectáculo.Solo espero que, sea como sea el final, esté sincronizado con las últimas notas de la Obertura de 1812."
Eso fue lo que escribí tres días antes de que (teóricamente)
se acabara el mundo. A pesar de que lo decía en serio, mucha gente me retó a
hacerlo con la fórmula mágica del “no hay huevos”.
Pues bien, las siguientes fotos sirven como prueba
de que no era farol. El pilar de hormigón es una estación total que señala que
es la cota más alta de los alrededores.
O el Apocalipsis no ha llegado o ahora es más fácil
sobrevivir que quitarle el caramelo a un niño, cosa bastante
frustrante porque yo me había preparado más que ellos y quería un
trato preferente a la hora de sobrevivir.
Ahora, las pruebas:
¡BONUS!
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