domingo, 15 de mayo de 2022

Dominar el fuego

 


Mira, en este blog se habla poco de Prehistoria, porque es una época horrible y aburrida (y de ese burro no me bajo). A la que la gente que le gusta esa época se emocionan por ver piedras que han sido golpeadas relativamente fuerte y fantasean con el concepto de cazador-recolector.

Pero el fuego, amigos míos, estoy seguro que el fuego es algo que excita sexualmente a los prehistoriadores. Porque si no, no me explico esa obsesión que roza lo enfermizo.

El primer problema que nos encontramos es datar el fuego usado por los humanos. El fuego ya existe en la naturaleza, no es como una televisión o un NFT de mono, que no se generan de forma natural. Entonces: ¿cómo distinguir un fuego normal de un fuego disfrutado por humanos?

Viril McMachez, domesticador profesional de fuegos.

Muy fácil, comprobando si alrededor del fuego hay basura. Se ha demostrado que el ser humano es GENETICAMENTE INCAPAZ de hacer una barbacoa y luego dejar todo limpio, así que cuando se encontraron restos de un fuego con huesos roídos de animalillos a su alrededor, los prehistoriadores empezaron a salivar como un niño en ante la expectativa de cenar un Happy Meal.

Para que los arqueólogos prehistoriadores crean que el fuego se ha domesticado no solamente hacen falta unas piedras requemadas y unos huesos tirados por ahí. Eso ocurrió hace millones de años y pudo haber sido una casualidad. Fuegos se producen todos los días, por rayos por erupciones volcánicas o porque ha pasado alguien que va más caliente que el infierno.

Varios de estos, el cortejo más elaborado en el Paleolítico y ahora.

Uno de los indicios que puedes decirnos que el fuego se ha mantenido durante días, y que no se ha cogido un palo ardiendo para hacer la gracia un rato, es la presencia de estratos de cenizas. Normalmente, cuando se hace fuego, se queda un poso de cenizas. Esas cenizas se quitan y se pone combustible nuevo, para deleite termal de los asistentes, y no debería haber problemas en encender otro fuego si sabes cómo se hace y no dependes de encontrarlo ya generado por ahí.

Entonces, pese a que hace millones de años el ser humano consiguiera de vez en cuando un poco de fuego para chamuscarse la comida, no se considera que lo controla hasta, más o menos, unos cuatrocientos mil años. En ese momento es cuando se empiezan a encontrar zonas destinadas al fuego, con muchas cenizas y piedras muy afectadas por el calor continuo. Foreshadowing de la Edad de los Metales.

En el Paleolítico, con tal de no carbonizar la comida, ya ganabas Masterchef.

La forma de hacer fuego podía ser o bien por fricción o por impacto de piedra, aunque realmente este detalle nos da igual, lo importante es que se podía hacer fuego cuando se necesitara. Y el fuego™ tenía una lista de beneficios que hicieron la vida muchísimo más fácil para los pobres habitantes del Paleolítico. A saber:

1)      LUZ:  ¿Harto de no poder ver cuando cae la noche? ¿curioso por saber qué esconde la parte profunda de tu cueva? el fuego™ puede ayudarte a expandir tu rango de visión en la más absoluta oscuridad.

2)      CALOR: ¿El frío te hace perder un número interesante de dedos cada año? Con el fuego™ olvídate de eso. Advertencia: acercarse mucho al fuego puede provocar pérdida de la vida debido a quemaduras graves.

3)      SUPERVIVIENCIA: ¿Sabías que un 96% de los depredadores tienen miedo del fuego™? Ahuyéntalos con él, y acerca a otros homínidos guays a tu hoguera.

4)      COMIDA: ¿Sabías que la asimilación de calorías es más sencilla cuando el alimento está cocinado? Claro que no, suficiente tienes con cazar mamuts. Además, el fuego mata a casi todos los parásitos y mierdas que lleva la comida.

Especialmente esa última característica, permitió, a la larga, que el ser humano evolucionara intelectualmente. La comida cocinada no solo estaba más rica, era más fácil de digerir y masticar, permitiendo que los muchachos prehistóricos estuvieran mejor nutridos.

Come y evoluciona.

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