domingo, 7 de noviembre de 2021

El tiempo no existe

 



¿Te imaginas que, por una desgraciada confusión en el calendario, estuvieras odiando los inocentes sábados creyendo que estás odiando los funestos lunes? 

Vamos a empezar fuerte esta semana: el tiempo es una invención, no existe. O existe, depende de cómo contemos. Nadie ha llevado la cuenta desde el primer segundo, por lo que conceptos como “lunes” o “doce del mediodía” pueden ser erróneos y lo que tu conoces como “martes” en realidad sea un jueves, si alguien hubiera estado contando los días desde el principio.

¿Os he volado la cabeza ya? Espero que no. Para los pocos lectores que tengo no quiero ir por ahí matándolos a disgustos.

Contar meses en el calendario revolucionario francés, el Onlyfans de la época.

La gente que manda tiene la mala costumbre de querer protagonismo, y ya hemos tenido varios calendarios en marcha a lo largo de nuestra historia. Y eso solamente si tenemos en cuenta el punto de vista occidental, porque entrar en calendarios mayas, chinos y árabes es meterse en un berenjenal que no me voy a meter por el bien de mi propia cordura.

Para los más veteranos, los fans acérrimos del blog, ya sabréis que hubo una ocasión anterior en la quehablé de calendarios, y no os pillará de sorpresa saber el cambio del calendario juliano al calendario gregoriano. Pero para aquellos nuevitos que acaban de entrar y no saben de qué va esto, vamos a ir un poquito más lento.

- Este es vuestro nuevo compañero de clase. Tenéis que ser amables con él, porque solo es una foto de stock usada de forma metafórica.

Los primeros calendarios conocidos son calendarios solares y lunares, empleados sobre todo para predecir fenómenos regulares como las crecidas de los ríos. Porque cuando eres una sociedad agrícola, necesitas saber cuándo se te van a inundar las lechugas o, de lo contrario, te morirás de hambre.

En la práctica, cada cultura tenía un calendario diferente, que si unos iban por semanas, que si otros tenían trece meses, otros solo diez meses… un sindiós a la hora de coordinar cumpleaños con amigos extranjeros, vamos. Los etruscos incluso tenían un calendario que contaba los meses según pasaban las lunas llenas, como si fueran hombres lobo. Poco les hicieron los romanos cuando les conquistaron.

El caso es que esos romanos pusieron en marcha el calendario juliano para hacerle la pelota a Julio César, gran persona y mejor dictador. Y no contento con eso al mes de “quintilis” se le cambió el nombre a “julius”. Pero no os alarméis, el mes “sextilis” fue renombrado como “augustus” porque Octavio Augusto era bastante guay y el Senado Romano quería llevarse bien con la persona más poderosa del momento.

Sextilis.

Al calendario juliano lo sustituye el calendario gregoriano, y hablar del calendario gregoriano es tontería porque ya os hablé de él en su momento, no hay por qué seguir insistiendo. Además, que es el calendario que usamos todos ahora mismo, y como mucho puedo hacer clickbait diciendo “12 meses que tienen 30 o 31 días, pero febrero te sorprenderá”.

Hay otros intentos de modificar el calendario. Por ejemplo, los revolucionarios franceses decidieron que era hora de romper con todo lo anterior, y eso incluía el calendario que se usaba en el Antiguo Régimen. Se intentó una aproximación científica y decimal al calendario, llegando a cambiar el nombre a TODOS LOS DÍAS por plantas, animales o minerales para eliminar la religión y quitar peso al santoral. Spoiler: la idea no cuajó porque era un sindiós, literalmente.

Todo esto es un paripé para justificar mis retrasos al escribir: es posible que en la cronología natural del universo, el domingo llegue con un día de retraso.

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