domingo, 16 de junio de 2019

La Crisis de los Misiles





Esta semana vamos a retroceder en el tiempo a una época más fresquita y, aprovechando que aún no es más temporada alta, vamos a viajar a un sitio más tropical. Bienvenidos a octubre de 1962. Bienvenidos a la Guerra Fría. Bienvenidos a la isla de Cuba.

Cuba había experimentado una revolución socialista a mediados de los años cincuenta. La razón era muy fácil: la isla tenía un gobierno corrupto a niveles indignos hasta para países del Caribe, famoso en el siglo XVII por sus corruptos piratas. Básicamente, y para simplificar las cosas, diremos que la burocracia estatal cubana se bajaba los pantalones y dejaba que los estadounidenses tuvieran un buffet libre de lo que quisieran.

Por lo que fuera, a los americanos les molestó que les cerraran las puertas de “Cuba: el parque de atracciones para toda la familia” y empezaron a buscar la manera de volver a la isla. Eso incluía una estupenda lista de actividades como, por ejemplo: bloqueo económico, sabotaje civil y militar, espionaje, propaganda contrarrevolucionaria, intentos de asesinato, fomento de células disidentes y muchas más actividades que no nos caben en el folleto publicitario.

Recordad que un holocausto nuclear puede crear monstruos que te acecharán en sueños durante años.

Pero los americanos habían subestimado la solidez del recién instaurado socialismo cubano y, visto que las acciones “sutiles” no surgían efecto, recurrieron a la fuerza bruta invadiendo la isla en Bahía de Cochinos. Obviamente no invadiría la isla Estados Unidos, que para eso la CIA se había molestado en diseñar un plan sofisticado y refinado, la isla la invadirían exiliados y mercenarios. Y fue un fracaso.

Entonces Estados Unidos se dejó de sutilezas y pensó, en un soliloquio interno, que si quieres hacer algo bien tiene que hacerlo uno mismo. Y así comienza a diseñarse la Operación Mangosta, una invasión en toda regla de la isla de Cuba por parte del Ejército de Estados Unidos. Y yo ahora mismo estoy resistiendo precariamente la necesidad de empezar una partida al Hears of Iron.

Ay, mierda. Ha vuelto a pasar.

El caso es que la URSS se entera de ese plan y se chiva, en el típico movimiento rastrero que tanto odiábamos en la escuela, a Cuba. Por su parte, ya que se ha chivado de forma ruin y que parece que comparten el odio a Estados Unidos, Cuba pide protección a la URSS. Y los comunistas le dicen a Castro que lo mejor que pueden hacer para garantizar su seguridad es poner una base de misiles bien gordos apuntando a Estados Unidos.

Estados Unidos, que se pasaba por el forro eso de respetar el espacio aéreo de los países, estaba espiando a Cuba con aviones espía y se acabó enterando de que habían germinado misiles con capacidad nuclear en las costas cubanas. Sorprendido y alarmado por el hecho de que podían bombardear sus ciudades (apenas a un par de cientos de kilómetros de distancia), Estados Unidos se hizo el ofendido y el digno.

Tecnología punta de vigilancia para países con presupuestos apretados.

Los capitalistas bloquearon con su flota la isla y los comunistas dijeron que no iban a ceder. Durante días se soltaron bravuconadas el uno al otro por los canales oficiales, pero por debajo de la mesa dijeron “bueno, sí, ¿pero ahora qué hacemos?” porque, en contra de la creencia popular extendida por los videojuegos, un holocausto nuclear es solamente “moderadamente divertido”. Incluso se llegó a establecer el famoso Teléfono Rojo, con línea directa entre los presidentes, después de este incidente.

Y de esta forma comenzaron negociaciones secretas entre las dos superpotencias. Que si “desmantélame los misiles de Cuba por favor que me dan miedo” que si “quítame esos misiles de Turquía que me asusto”… La URSS llegó a pedir a Estados Unidos que dejara de intentar invadir a los cubanos, todo sin tener en cuenta al gobierno de La Habana. Más o menos como si los adultos decidieran a qué extraescolares apuntan a sus hijos (porque quieren lo mejor para ellos) pero nadie les preguntara directamente a los críos.

Moscú sabía qué era lo mejor para cada uno, y punto.

2 comentarios:

  1. ¡POLLAS! ¡LOS MISILES ERAN COMO POLLAS DE CONGOLEÑOS APUNTANDO A LA FLORIDA!

    Ale ya está, ya he liberado la tensión, de nada.

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