domingo, 12 de mayo de 2019

El Cinco de mayo




Resulta que, según las estadísticas que me proporciona Google, tengo un importante número de seguidores que me leen desde América del Sur. Supongo que es por eso de compartir lengua común, que abre muchas puertas. Mi departamento de marketing me ha sugerido que deje de hablar de mierdas sobre la Historia de España que no interesan a nadie y empiece a hablar de cosas que interesen a esos lectores iberoamericanos. Y voy a empezar despacito y por lo básico.

México es un país encantador. Tiene narcotraficantes, comida muy picante y una tradición revolucionaria tan extensa que el Partido Revolucionario es el garante de que el statu quo se conserve inalterado. Y podría seguir tirando de tópicos un buen rato sin que se me acabaran, que aún no he mencionado cosas como mariachis y todo eso.

El Cinco de Mayo se suele confundir con la fiesta de la Independencia de México, pero no son cosas ni remotamente parecidas. Para empezar, la independencia de España se celebra el dieciséis de septiembre con el Grito de Dolores, que poco tiene que ver con el sufrimiento físico y mucho tiene que ver con el municipio de Dolores (Guanajuato). Podríamos advertir la importancia de las mayúsculas en el texto escrito porque no es lo mismo “Grito de Dolores” que “grito de dolores” o, incluso “grito de Dolores”.

Espero que nadie me recrimine recurrir a tópicos cuando el propio Google me ofrece esta imagen cuando busco en Google Imágenes.

Pero dejemos el soliloquio laudatorio sobre la importancia de las mayúsculas, que como chiste es regular, y vayamos al grano. Y cuando digo “ir al grano” quiero decir “dar la turra con los antecedentes históricos para comprender como empieza todo el sarao”. Damas y caballeros, vayan ahora al baño porque empiezo a hablar y no paro porque no tengo mesura, aprovechen y hagan palomitas, despídanse de sus seres queridos. O sigan leyendo, yo que sé.

El siglo XIX no había sido amable con México. Para mediados de siglo, el país estaba en la más ruin de las ruinas. Vamos, que México tenía menos dinero que yo, que ya es decir. Y por eso no podía hacer frente a la deuda nacional que había contraído con países como Francia, Gran Bretaña o España. A ninguno de esos tres países les sentó demasiado bien lo de no cobrar, pero Francia en especial se lo tomó a lo personal.

Si has leído hasta aquí y no te está apeteciendo una partidita al Victoria II, no eres humano.

Francia por aquel entonces estaba dirigida por Napoleón III, que como todos los grandes estadistas europeos, tenían muchas ganas de expandirse. Además, eso de llamarse Napoleón era una gran putada porque quedabas muy mal si no intentabas invadir al menos un par de países por año.

En abril de 1862 un montón de soldados franceses desembarcaron el puerto de Veracruz con intención de invadir México e instaurar una monarquía colaboracionista. En teoría, con México bajo un gobierno títere de Francia, se podrían extraer las riquezas naturales y, en última instancia, establecer bases para una hipotética invasión francesa de los Estados Unidos. Pero por muy guay que suene eso último, nunca ocurrió.

Maximiliano fue proclamado emperador de México como premio después de ganar el "I concurso Miss Barbas Mojadas celebrado en Viena". Según un jurado de aristócratas petulantes, su barba fue la más grande y provocativa.

El 5 de mayo de 1862, en la ciudad de Puebla, una amalgama de soldados y milicianos mexicanos derrotaron a los franceses. El 5 de mayo quedó como la fecha en la que por primera vez México había derrotado a un invasor externo. A los mexicanos no les duró mucho el buen sabor de boca, porque Francia triunfó y Maximiliano se proclamó como el primer (y único) emperador occidental de México. Maximiliano tan solo duró tres años en el poder, así que tampoco puede presumir demasiado de la victoria.

Por razones que yo no llego a comprender, la festividad del Cinco de Mayo se ha convertido en una festividad muy popular entre los inmigrantes mexicanos que viven en Estados Unidos. Supongo que es una especie de exaltación cultural, una exageración folclórica y amable de lo que se considera “esencia de lo mexicano”.

Para Estados Unidos la festividad del Cinco de Mayo se ha convertido en el único medio de conocer culturalmente a un país sin necesidad de invadirlo antes.

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