Toca la última actualización de la serie de Guerra Civil. Ya
encontraré algún otro tema con el que hacer otro monográfico, no os preocupéis.
Hasta ahora los protagonistas de los libros que había
analizado eran militantes e intelectuales cercanos al Partido Comunista
británico. Si bien algunos de ellos venían de los estratos pudientes de la
población, hasta ahora no habíamos tenido entre manos a alguien perteneciente a
la nobleza. Novedad y giro argumental, todo en uno.
Katharine Atholl era una duquesa (¡duquesa!), diputada por
el partido conservador en Escocia y convencida anticomunista. A sus 60 años, no
le pidas que fuera una revolucionaria del copón, que ya no son edades para ir
quemando cajeros de Bankia, por ejemplo. Eso sí, era una edad ideal para
visitar varias veces la España de la Guerra Civil, a ver qué pasaba en tierras
españolas.
“Espera un momento” dirás mientras preguntas mentalmente
“¿Qué es lo que lleva a una duquesa a interesarse por la República?”. Bueno, en
primer lugar tiene intereses históricos: su padre ya había publicado estudios
históricos y había inculcado la curiosidad por la Historia a su hija. En
segundo lugar, está la función de advertir a Inglaterra del peligro de que
tiene otro país fascista para el dominio británico del Mediterráneo.
O Malta, que era territorio de soberanía británica y estaba a un tiro de piedra de las costas italianas, por ejemplo...