Esta semana toca más Guerra Civil, que ya estamos en la recta final.
Desde el estallido de la Guerra Civil, la prensa
internacional se hizo eco de los sucesos en España. Había periódicos cuyo
interés era anecdótico, y lo que querían era explotar el morbo y la sed de
aventuras (porque por aquel entonces España era una especie de país exótico del
que poco sabían en el extranjero). Había otros periódicos que querían informar
de lo que estaba ocurriendo.
La prensa de Alemania e Italia, en bloque, apoyaron al bando
sublevado sin demasiadas dudas. Inglaterra pugnaba por cerrar los ojos y gritar
ante toda Europa “si no lo veo, no está ocurriendo”. Francia luchaba con una
especie de doble personalidad y no sabía si ayudar o no a la República. En
estos dos últimos países se dio una lucha propagandística para que la opinión
pública apoyara a uno u otro bando.
Sin embargo, la prensa izquierdista hizo causa común con el
gobierno republicano, y frecuentemente llegaron numerosos periodistas a España
a encontrar “la verdad” para contársela a sus lectores. Los medios
conservadores, en líneas generales, se conformaron con la versión
propagandística del gobierno de Franco.
A Robert Capa le gustaban más las guerras que a un tonto un lapicero.
El libro de esta semana tiene un título que no engaña a
nadie, “La prensa británica y la Guerra Civil española”. Habla de eso mismo, de
la relación que tienen los ingleses con la Guerra Civil y es un compendio de
diferentes artículos publicados en periódicos ingleses. Este libro nos ayuda a
sondear la opinión general que podía tener la isla sobre el conflicto español,
con sus intereses y sus preocupaciones.
Por lo tanto, estamos ante una recopilación traducida de
artículos ingleses. El primer tercio del libro es la toma de contacto con el
conflicto. Son los intentos de justificar o alertar de lo que está pasando en
España: desde los fusilamientos sumarios
por parte de los franquistas hasta el ateísmo de las hordas rojas.
Incluso hay una semblanza pelotillera de Franco.
"Antes de derrocarme, intenta superarme" - Famosas palabras de Niceto Alcalá-Zamora al General Franco.
Pero lo que más ruido hacían era los intentos de sacar a
Inglaterra de su té de las cinco perpetuo y que rompiera el Comité de No
Intervención. Muchos de los periodistas que escribían desde España ponían de
manifiesto que la lucha para frenar el fascismo en Europa estaba empezando en
la Guerra Civil, que apoyar al gobierno republicano era la mejor manera de
contener el fascismo en Europa. Pero nadie les hizo caso.
La parte central es en la que se cuenta las relaciones de
los británicos que están luchando ya en suelo español mediante las Brigadas
Internacionales. También los viajes de turismo bélico que hacían los políticos
ingleses al frente de batalla. Todo lo que ocurra en España que tenga a un
británico como protagonista es susceptible de salir en este capítulo.
¿Que las enfermeras británicas dicen algo? Al segundo
capítulo ¿Que Clement Attlee visita España? Al segundo capítulo ¿Que las
Brigadas Internacionales han cosechado alguna victoria? Pues al segundo
capítulo, por supuesto.
- Pero oiga, hoy no sabemos que contar sobre la Guerra Civil española.
- Averigüe si Ernest Hemingway está sobrio y pídale que nos escriba sobre cualquier cosa.
- Oiga, que yo soy Ernest Hemingway.
- Perdone, señor Hemingway, sin la botella de whisky no le había reconocido.
Finalmente, el último capítulo engloba las historias de
“interés humano”, ese eufemismo que significa “sensacionalismo”, de la Guerra
Civil. Pero no “sensacionalismo” barato de Telecinco, de ese en que fulano ha
sido vista la con la ex de nosequién, sensacionalismo de principios del siglo
XX. El sensacionalismo de principios de siglo XX se interesa por el drama
humano y por el morbillo de la guerra. Saber lo mucho que estaban sufriendo los
niños y lo mal que lo estaban pasando las mujeres, conocer relatos de héroes anónimos
que relucían en las tinieblas de la guerra.
Por eso el hilo conductor es el sufrimiento de la población
durante la guerra. Que si bombardeos en la cola del pan, que si horror e
inseguridad en la retaguardia, que si el caos… en fin, esas cosas. Barcelona
con sus altercados entre izquierdistas y Madrid con el frente entrando en la
ciudad son dos temas que impresionan a los ingleses y que, por lo tanto, se
repiten una y otra vez en los periódicos.
Lo que se pretendía conseguir era que el Señor Clayton, que
nunca había salido de Little Chalfont, levantara la vista del periódico y le
dijera a la Señora Clayton “qué barbaridad, ¡cómo está la situación en
España!”. Pero lo que la prensa no pudo impedir es que, seguidamente, el Señor
Clayton añadiera “hoy sólo tomaré media taza, cariño”.
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- Esmond Romilly: "Boadilla".
- John Sommerfield: "Voluntario en España".
- T.C. Worsley: "Los ecos de la batalla".
- Frank Pitcairn: "Corresponsal en España".
- Varios Autores: "La prensa británica y la Guerra Civil española".
- Keith Scott Watson: "Rumbo hacia una España en guerra".
- Katharine Atholl: "Con los reflectores sobre una España en guerra".
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