Navidad, esa
época en la que yo me levanto a las 12 del mediodía y con la boca sequísima puedo
comerme dos o tres polvorones para desayunar. Una época para estar con la
familia, comer como si te cebaran para sacrificarte y recibir regalos por todas partes.
Parece perfecto ¿verdad?
Parece el momento ideal para ponerte enfrente de la chimenea y quedarte dormido
mientras por la ventana se va poniendo el sol lentamente.
Pues no, para el
universitario de a pie es la época horrible, en la que tiene la sombra de los
exámenes rondándole como buitres sobre un moribundo y encima todo profesor manda trabajos absurdos que se te comen el
tiempo de vacaciones.
Por todo ello, os
deseo un Solsticio de Invierno mejor que el de la mayoría de estudiantes. Quedan
excluidos de estos positivos deseos ciertos profesores que merecen una activa
damnatio memoriae por todo lo mencionado arriba.
Hasta el año que
viene
No hay comentarios:
Publicar un comentario