Una vez, en Historia Antigua, un
profesor dijo que las grandes civilizaciones se tienen que juzgar por su labor
legislativa. Esto es aplicable a Babilonia, con el importantísimo Código de Hammurabi: la estela tallada
en diorita aun conserva las leyes por las que se regían los acadios. Gracias a
ella podemos saber la estratificación social, precios de artículos básicos,
salarios y funcionamiento judicial.
Esto es, si se prohíbe algo es porque
se practicaba. Si dentro de 2000 años alguien desentierra las leyes municipales
de una ciudad cualquiera, podrá deducir que mucha gente no aparcaba bien porque
numerosas ordenanzas municipales regulan el aparcamiento. En otras palabras, las
leyes prohíben prácticas frecuentes pero censurables de una sociedad.
Los hititas, otro gran imperio de Oriente
Próximo, que llegaron en su máximo apogeo a poner en serio aprieto al poderoso
Egipto, también eran grandes legisladores. Sin embargo, si sometemos al mismo
punto de vista que a los acadios, nos sale una sociedad… curiosa.
Y semejante diversión legislativa está sacada de feas tablillas como esta
Comencemos a evaluar algunas de las
leyes más extrañas para nuestra sociedad del s. XXI:
Ley 13: Si
alguno arranca (de un mordisco) la nariz de una persona libre, pagará 1 mina de
plata y así apartará la culpa de su casa.
Hitita, recuerda que una nariz humana al día aporta la cantidad diaria de
vitaminas recomendada.
Ley 38: Si
varios hombres están en una pelea y uno va a ellos para ayudar a uno de ellos;
si el rival irritado en la pelea golpea al llegado y éste muere, no habrá
compensación.
Moraleja: si ves una pelea no la intentes parar y súmate al coro de gente
que grita “¡Pelea!, ¡pelea!”
Ley 90: Si
un perro devora manteca de cerdo y el dueño de la manteca lo descubre, puede
matarlo y recobrar la manteca de su estómago. No habrá otra compensación.
Y encima si te comes esa manteca viene ya parcialmente digerida para que
no hagas esfuerzos. Si es que son todo ventajas.
Ley 169:
Si alguno compró un campo y viola los límites, debe tomar un pan y lo partirá
en honor del dios Sol, y dirá: "Has plantado mi balanza en el terreno. Él
dirá, también, luego: "¡Oh, dios del Sol! ¡Oh, dios del Sol! ¡Oh, dios de
la Tempestad! ¡Que no haya litigio entre tú y yo!".
El caso es llevarse bien con los dioses, que vean que no hay malicia si
repartes una buena baguette crujiente.
Ley 173:
Si alguno rechaza el veredicto del tribunal del rey, su casa será arruinada. Si
alguno rechaza el veredicto del tribunal de un dignatario le cortarán la
cabeza. Si un esclavo se levanta contra su dueño, será puesto dentro de una
vasija de barro.
El rey es infalible. Como siempre. Nada nuevo. Y si no te gusta, pues te
matan y todos tan amigos.
Ley 187:
Si un hombre se aparea con una res es pecado y debe pagarlo, el hombre será
muerto.
Ley 188: Si un hombre se aparea con una oveja, es pecado y debe pagarlo, el hombre será muerto.
Ley 188: Si un hombre se aparea con una oveja, es pecado y debe pagarlo, el hombre será muerto.
Independientemente de tus gustos y preferencias, la historia de amor
prohibido con el ganado sigue siendo eso, prohibida.
Ley 199:
Si alguno se aparea con un cerdo o un perro, será muerto. El hombre que
descubra el crimen lo llevará a la Puerta del Palacio. El rey puede
ejecutarlos, el rey puede conservar sus vidas. Pero el culpable no podrá
presentarse de nuevo ante el rey. Si un toro salta sobre un hombre para
aparearse, el toro será muerto. El hombre no será muerto; se tomará una oveja
en lugar del hombre y será muerta. Si un cerdo salta sobre un hombre para
aparearse, no hay crimen.
El más difícil todavía: había quedado claro que si tú deseabas a un
animal, morías… pero si resulta que atraes al animal, solo eres culpable de ser
tremendamente sexy. Después de esta ley, no volveré a ir por el campo sin temer
que un toro o cerdo se abalance sobre mí con intenciones poco decorosas.
Como podemos deducir,
los hititas tenían hábitos… peculiares.
El toro: fuente de terror amatorio para muchos hititas
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