Desde el 34
a.C. Octaviano lleva a cabo una campaña de desprestigio de la figura de Marco
Antonio, se presentaba a un Marco Antonio que quería poner al servicio de una
monarquía extranjera (la dinastía de los Ptolomeos) los territorios de la
República Romana. Se ve que a Octaviano las alianzas no le impiden traicionar a
sus aliados cuando ya no le eran útiles.
La caída en
desgracia de Marco Antonio tras la batalla de Actium (31 a.C.) se hace patente y
acaba suicidándose. Octaviano mantuvo la administración tradicional para poder
presentarse como un sucesor legítimo de los Ptolomeos, dinastía de la que se
apoderó de sus tesoros haciéndose inmensamente rico. Se convertía así en el
hombre más rico de toda la República y único triunviro superviviente.
Escultura que inmortaliza el momento en el que Augusto dijo "Y ahora te me calmas un poquito ¿eh?"
En el año 28
a.C. se declaró el fin de las guerras civiles (que él mismo había provocado).
Al año siguiente devuelve todos los poderes, provincias y legiones al Senado,
que previamente había depurado y en el que había introducido a sus partidarios,
acto por el que se le concedió el laurel (símbolo de la victoria) y en un acto
de suma hipocresía, dado que había iniciado sangrientas proscripciones y
guerras civiles, la corona cívica, que se otorgaba al haber salvado la vida de
ciudadanos romanos. Es como si ahora le dieran el Nobel de la Paz por su labor
social a un asesino en serie.
En esta segunda
etapa, ya consolidado en el poder, es cuando recibe el título de Augusto dada
su virtud, justicia y piedad. Este título no se había dado nunca a un ser
humano dado que su significado, “por encima de los hombres”, sólo podía
relacionarse con las divinidades. En consecuencia, el inicial Cayo Octaviano
cambiaba una vez más de nombre para ser Imperator Iulio Caesar Augusto. De esta
forma, Augusto estaba situado dentro del sistema republicano pero por encima de
él. Tenía a su voluntad todos los instrumentos militares, civiles y religiosos,
a pesar de que oficialmente como político solamente era cónsul.
Octavio llegó a ser tan popular que lo inmortalizaron en numerosos tazos
El ordenamiento
tradicional republicano se mantenía en apariencia, pero desprovisto de poder en
la realidad. Tanto Senado como los comicios y magistrados habían ido
paulatinamente perdiendo su peso en la sociedad romana para ser meros títulos
honorarios que no podían hacer sombra al verdadero poder del Príncipe. Los
nuevos oficios creados por el Príncipe se sobrepondrían a las antiguas
magistraturas pero sin llegarlas a eliminar, creando un doble ordenamiento
jurídico e impidiendo así las acusaciones de estar originando un nuevo régimen
ajeno al tradicional ordenamiento republicano. Los nuevos oficios permitían a
sus partidarios acceder a puestos relevantes
tanto en Roma como en las provincias.
En perspectiva,
Augusto se comportó como un dictador. Intentó mostrarse como defensor de la
plebe y llevó a cabo numerosos actos para ganarse su favor (tanto con servicios
gratuitos, como con mejoras urbanísticas). Las justificaciones al régimen están
recogidas en las Res Gestae, en las
que además explica en qué consiste el régimen y como debe de ser dirigido por
sus sucesores. El Princeps mostraba una falsa modestia, rechazando el poder que
le ofrecían (Recusatio Honorum) pero
estableciéndose como un ser humano superior a los demás, un ser excepcional que
humildemente rechaza el poder que le ofrecen para evitar caer en la tiranía.
Augusto recién salido de la ducha y con la toalla en la cabeza aún.
En definitiva, Augusto hizo gala de un carácter
que habría hecho salivar a Maquiavelo. Con una falsa modestia apartaba sus
derechos mientras por detrás intentaba hacerse más poderoso, todo ello poniendo
cara de bueno y haciendo como que esas decisiones eran necesarias pero no le
gustaban. En pocas palabras, imaginad a la persona menos humilde, repelente y
ostiable que conocéis ¿lo habéis hecho ya? Ahora ponedle una túnica… voila, ya tenéis
una imagen mental de Augusto mucho más fiel de lo que la epigrafía nos cuenta…
…y sin embargo admiro a ese truhán embaucador…
Estatua que representa a Augusto de fiesta, como puede deducirse del vaso de tubo que sostiene en la mano izquierda
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