De unas semanas atrás, llevaba oyendo noticias sobre Best
Korea que me habían hecho crearme ilusiones. Desempolvar el pintoresco término
“destrucción mutua asegurada” me prometía un holocausto nuclear con el que
entretenerme el resto de mi corta vida. Las horas invertidas en juegos como el
Fallout habrían dado sus frutos.
Pero no, Corea del Norte se decide a lanzar un pepino
nuclear y resulta que he tirado petardos más potentes cuando era crío, en las fiestas
de mi barrio. DECEPCIÓN. Después de ese estrepitoso fracaso, llegó el silencio
más absoluto. Corea del Norte lleva esperando que nos olvidemos de sus cosillas
al mismo tiempo que espera recuperar algo de dignidad.
Pero todos sabemos que Corea del Norte es como el amigo
borracho que tiene todos los grupos: llega el fin de semana, y él tiene siente
el irrefrenable deseo de ponerse a dar vergüenza ajena. Así que espero que
nuestro país asiático favorito nos deleite con alguna absurda bravuconada más adelante.
Corea del Norte tiene el ejército más poderoso del mundo: a las 15:00 te está defendiendo las fronteras nacionales y a las 16:00 puede estar recogiéndote las patatas.
Os voy a contar una cosa: Corea es la Polonia de Asia. El “para
nada” hiperbólico nombre de Imperio Coreano dura de 1897 a 1910, fecha en la
que los japoneses (esos alemanes de ojos rasgados) deciden que como chiste ya
han durado demasiado. Tras la invasión, Japón mantiene el control de Corea
hasta 1945 y no la suelta hasta las conferencias de paz de después de la
Segunda Guerra Mundial.
La península es dividida entonces en dos zonas
arbitrariamente por el paralelo 38. La zona del istmo le toca a mamá URSS y la
zona de abajo le toca a papá EEUU. Pero la convivencia entre dos ideologías tan
fuertes no fue fácil y en 1950 estallaría la Guerra de Corea porque ambas
mitades reclamaban la totalidad de la península como “territorio legítimo”.
Problemón.
En coreano pone: "Supositorios extra potentes de Viuda de Ha-neul e hijos. Calidad suprema".
Corea del Norte invade a su vecina sureña y le empieza a dar
una soberana paliza (hasta el punto de llegar a los arrabales de Seúl, la
capital surcoreana). Estados Unidos se alarma del rápido avance y da apoyo
militar a los surcoreanos, los chinos hacen lo propio con los norcoreanos. El
capitalismo y el comunismo empezaron a luchar una guerra bajo manga por ver el gobierno títere de qué Corea se quedaba con la totalidad de la península.
Estados Unidos llevó muy mal la Guerra de Corea, hasta el
punto de plantearse volver a sacar las bombas atómicas. Sin embargo, se
quedaron en el paralelo 38 y lo fortificaron a conciencia. Aunque estuvieran en
ese paralelo, eso no quita que no se bombardeara y hubiera incursiones en
territorio norcoreano. Corea del Norte creyó que si no hubiera sido por Estados
Unidos, habrían unificado toda la
península bajo la ideología juche. ¡Tachán! el odio a Estados Unidos ya estaba
sembrado.
Durante décadas se ha cultivado con mimo un odio a Estados
Unidos. También a Corea del Sur, cuyas ciudades son más grandes, su economía más
fuerte, su tecnología más avanzada y sus hombres más femeninos. De hecho,
oficialmente no ha habido un tratado de paz entre las dos coreas, así que en
teoría están en una especie de Guerra Fría.
- ¿Puedo alistarme en el Ejército, Amado Líder?
- Ay, truhán, con esos calcetines no entras.
La política exterior de EEUU fue tan característicamente expansiva
y, bueno, “imperialista” que daba la excusa perfecta al régimen de Pyongyang. Porque
es mucho más fácil echar balones fuera que reconocer los errores: Corea del
Norte estaba pasando penurias porque EEUU quería. La situación geopolítica no
hacía más que alimentar esas rencillas, porque Japón había desarrollado un Síndrome
de Estocolmo muy fuerte después de las dos bombas atómicas. Las bases militares
americanas diseminadas por allí no eran más que la guinda del pastel.
Por eso Corea del Norte está tan picajosa últimamente. Por
un lado tiene la enemistad fraguada durante décadas con Estados Unidos. Por
otro lado está la necesidad de demostrar al mundo que es un país importante.
Y esto último no se le ha dado demasiado bien desde los años
50.
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