lunes, 12 de octubre de 2015

Tu también puedes sentirte como un rey en Mesopotamia



Uno de los axiomas que nos repiten a los historiadores durante toda la carrera es que “la Historia Comienza en Sumer”. No es que haya empezado a mezclar idiomas y que la Historia empiece en verano (a excepción de la historia de este blog, que empezó un verano especialmente aburrido), es que la escritura nace en Mesopotamia. Sin escritura no hay Historia, lo que hay es prehistoria. Y a nadie le gustan  un montón de mancebos cubiertos de pieles y con nulas capacidades de expresión artística.

Allá por el 3000 a.C. (5000 años antes de la vida moderna) Mesopotamia era un hervidero de cosas guays y tipos pintorescos. En esa zona aparecieron las primeras sociedades estatales, entendiendo el estado como una colaboración entre ciudadanos para crear una sociedad con roles especializados. Quizá estoy siendo demasiado farragoso, así que lo explicare de otra forma: en una sociedad tribal, tú podías matar a tu vecino y quedarte con sus tierras y lo máximo que podría ocurrir es que sus familiares directos clamaran venganza. Con la creación del estado, no sólo podías defenderte de ataques de otros individuos sino que podían imponer castigos legales.

Pero no todo era color de rosa, porque estas sociedades eran tremendamente supersticiosas. Los ejecutores y redactores de las leyes no eran abogados ni nada parecido, eran sacerdotes de dioses que, digamos, no iban sobrados ce compasión. Los dioses mesopotámicos eran implacables y crueles, nada que ver con los dioses simpáticos de los egipcios o con los futuros dioses griegos, llenos de defectos humanos.

Hammurabi después de haber bajado de su longboard y haber tirado el vaso del Starbucks que se acababa de beber
Si los dioses son una panda de cabrones ¿qué puedo hacer yo para que no puteen? Fácil, aceptar a un rey. Al contrario que en la monarquía medieval europea, el rey mesopotámico no era considerado sagrado, lo que era considerado sagrado era el cargo de monarca. En otras palabras más sencillas: el rey puede ser débil o un inútil, pero la Monarquía es fuerte y prevalecerá.

“Menudo chollo” puedes pensar. Obviamente, si eran los primeros en montar una sociedad estatal, había que aprovechar la oportunidad y no tirarse piedras sobre su propio tejado. El rey era el más molón e importante tipo de los alrededores, y había que tratarlo en consonancia para que los dioses no se enfadaran. Pero claro, no iban a tener que soportar a un idiota si se daba la casualidad que les tocaba un idiota sentado en el trono; en ese caso, se podía clavar un cuchillo en su espalda y poner a alguien en el asiento regio, al más puro estilo de Juego de Tronos.

Por definición el rey es siempre descendiente de una dinastía legítima. En el momento en el que una persona se convierte en rey, se considera que la decisión es divina y estaba predestinado, aunque llegara al trono con violencia, como Sargón de Acad. Los dioses quisieron que Inhutíl III muriera, el puñal que hace escasos minutos estaba sujetando el ahora rey Enuma I no ha tenido nada que ver. Larga vida a Enuma I y todo eso.

Mesopotamia: utilizando los ojos manga desde hace milenios

El monarca en Mesopotamia sirve para la interpretación de los designios de los dioses, la administración de los asuntos de los dioses y la mediación dioses y hombres. Y, bueno, en general todo lo que sea hacer la pelota un poco a los dioses, que para algo son los propietarios de las ciudades. Los propietarios de todo son los dioses y el rey es su gestor. Sin cajas B ni nada, o de repente estarás predestinado a que morir de una sobredosis de hierro en el estómago.

Por otra parte, si el rey administra correctamente sus territorios y proporciona estabilidad y prosperidad, los dioses estarán contentos. A la hora de hacer un poco la pelota, el mayor favorcillo que puede prestar un monarca a los dioses es la construcción y mantenimiento de un buen templo. Más o menos el trapicheo de favor divino que ocurriría miles de años después (literalmente) en la Edad Media con el tema de las catedrales.

Babilonia se encuentra con Minecraft

¿Y qué tiene que ver la escritura con toda esta chapa que me estás dando? Todo, amigo mío. Con un sistema de escritura se podía sistematizar el conocimiento e incluso almacenarlo (¡ALMACENARLO!) en bibliotecas de tablillas. Hasta entonces, con el conocimiento transmitido oralmente, había sido imposible. La escritura también podía fijar las leyes con las que se regiría la sociedad y dar una nueva tarea al monarca como legislador.

Por eso, si te dejan elegir, no elijas ser un monarca absoluto al estilo Luis XVI porque eso sólo lo eligen los perdedores que no saben que van a acabar guillotinados. Un monarca mesopotámico tenía el mismo poder absoluto, solo que además era amiguito de los dioses y tenía superpoderes de supergobernante. Eso sí que es tráfico de influencias.

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