Después de tanto tiempo creo que tocaba otro
episodio de mi guerra favorita: la Gran Guerra. Habíamos repasado el detonante,
la moda y la movilidad y, según recuerde, tocaba hablar de la guerra en altura.
En el frente normalmente te podían disparar
desde delante y desde detrás si tenías mucha mala suerte en lo que más o menos
es un círculo alrededor tuyo. En la guerra de montaña los disparos podían
venirte de cualquier punto de la esfera que proyectas en las tres dimensiones,
esto es, te podían llegar a disparar desde arriba y desde abajo. Y como
sabréis, desde el Imperio Romano, Italia no levanta cabeza militarmente.
Este patetismo militar queda patente en las
ofensivas del Isonzo. Nada más y nada menos que doce (¡12!) ofensivas contra el
decadente Imperio Austrohúngaro que no sirvieron para nada. ¿Quién excepto los
italianos pueden hacer tantas cosas con desgana y mal? Bueno, si, los
españoles… pero nosotros no entramos en la Guerra pero porque nos va más el
rollo fratricida que el mundial.
Coge tus esquíes y vente de vacaciones a los Alpes. Bonitas vistas y eventual muerte por congelación te están esperando
Y es que en el Isonzo los italianos enviaban
oleada tras oleada de soldados sin pensar, a lo loco. Las bajas que sufrió
Italia en este frente fueron la mitad (se estima que unos 300000 soldados de un
total de 600000) y los austriacos solo tuvieron 200000 (de un total de millón y
medio). Para los que tengan curiosidad, aquí están las doce batallas por
cortesía de Wikipedia:
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Primera batalla del Isonzo: 23 de junio – 7 de julio de 1915.
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Segunda batalla del Isonzo: 18 de julio – 3 de agosto de 1915.
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Tercera batalla del Isonzo: 18 de octubre – 3 de noviembre de
1915.
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Cuarta batalla del Isonzo: 10 de noviembre – 2 de diciembre de
1915.
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Quinta batalla del Isonzo: 9 de marzo – 17 de marzo de 1916.
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Sexta batalla del Isonzo: 6 de agosto – 17 de agosto de 1916.
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Séptima batalla del Isonzo:
14 de septiembre – 17 de septiembre de 1916.
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Octava batalla del Isonzo: 10 de octubre – 12 de octubre de 1916
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Novena batalla del Isonzo: 1 de noviembre – 4 de noviembre de
1916.
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Décima batalla del Isonzo:
12 de mayo – 8 de junio de 1917.
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Undécima batalla del Isonzo: 19 de agosto – 12 de septiembre de
1917.
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Duodécima batalla del Isonzo: 24 de octubre – 7 de noviembre de
1917
Tropas austriacas de alegre excursión vertical
Pero al tema que íbamos a abordar, la guerra
en las alegres montañas de los Alpes. Ambos bandos formaron cuerpos alpinos que
se nutrían de aventureros y alpinistas que se alistaban en busca del
romanticismo. Esos pobres diablos que se alistaban por las ansias de aventura
muchas veces no tenían ni repajolera idea de manejar armas y mucho menos
acostumbrados a acatar órdenes.
Las tropas italianas, apoyadas materialmente
por Francia, hicieron lo que pudieron contra los austriacos. Peor preparados y
peor motivados, la tropa italiana era un desastre que se acrecentaba por las
medidas draconianas que imponían los mandos (que muchas veces llegaron a ser
terriblemente odiados por sus propios soldados por su absurda y férrea
disciplina). El frente era mucho más traicionero que su contrapartida
occidental porque la propia geografía de las montañas creaba cuellos de botella
naturales, hacia dar grandes rodeos para sortear cortados y desniveles
escarpados y muchas veces el terreno impedía la acción de la artillería. Porque
esa es otra, lleva tu artillería pesada por caminos de montaña para cabras y posteriormente intenta no provocar un alud
cuando la batería haga fuego estruendosamente.
Cosas así de gordas no se ven en la guerra de montaña (y no me refiero al artillero)
Por todo ello, los austriacos que estaban
mucho mejor preparados y motivados (y eso sin contar el apoyo de los alemanes
en el último periodo, que eran claramente superiores militarmente), llegaron a
parar en seco muchas de las ofensivas.
Los italianos por su parte, confiando de forma demasiado optimista en que iban
a acabar pronto, se dejaron de remilgos y convirtieron en cuarteles
improvisados muchas de las cuevas que tenían distribuidas a lo largo del
frente. Hombres de las cavernas con acento gracioso y moviendo mucho las manos
cuando hablaban.
En la guerra de los Alpes muchos batallones vivían
gracias a los muertos: utilizando sus municiones, comiendo su comida,
bebiéndose sus cantimploras y utilizando sus cuerpos como parapeto contra el
frio y el enemigo. Poco tenía que ver con la idea idealizada que muchos de esos
cazadores de montaña tenían de lo que iba a ser la guerra.
Ya sabéis queridos lectores, id con Dios (como estos pintorescos italianos)
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