domingo, 2 de mayo de 2021

El dos de mayo, navajazo al del caballo

 


El dos de mayo en Madrid es una fecha en la que hay constantes follones. Primero, ocurre nosequé en 1808, y ahora en 2021 ocurren unas elecciones. ¿Es que nunca se va a acabar este desfile frenético de acontecimientos? En fin, que os voy a contar lo de 1808, porque es un poco pronto para hablaros ya de lo de 2021.

Partimos de que es siglo XIX español y que, por lo tanto, ya está mal todo desde el principio. El perro ladra, el agua moja, y el siglo XIX español es un desastre. Napoleón nos había pedido pasar por nuestro país “para una cosa” con el Tratado de Fointanebleau y se había llevado “de vacaciones” a Bayona al rey Carlos IV y a su hijo Fernando VII.

Madrid estaba ocupada por tropas francesas, que no eran enemigas, pero era obvio que algo estaban tramando. Más o menos lo que pasa ahora mismo con los turistas franceses que vienen pese a la pandemia, que por mucho que digan que vienen a visitar museos tú sabes que vienen a ponerse ciegos a alcohol y a mearte en el portal. En el siglo XIX la gente ya lo sabía, pero se hacía la loca.

Reconstrucción metafórica del siglo XIX español.

La gente ya había visto como se habían llevado al rey y a su futuro heredero “invitados” a Bayona para una cosa que, en palabras literales de Napoleón “no es en absoluto un plan para que abdiquéis y poner al mando a mi hermano Pepe”. Cuando se extendió el rumor de que se iban a llevar al resto de la familia real, la gente empezó a tener miedo de quedarse sin sangre azul en la recámara y se liaron la manta a la cabeza.

La gente creyó que estaban secuestrando a su Familia Real y atacaron a los franceses en el Palacio Real. Los franceses, por su parte, se pusieron nerviosos y empezaron a disparar a la multitud, entre los que hubo muertos porque es lo que tiene disparar armas delante de gente en una especie de ruleta rusa con participación forzada, que a alguno le vas a dar.

El segundo error de los franceses había sido disparar contra la multitud. El primero, haber ido a Madrid. El madrileño tiene un odio larvado hacia todo lo que no es madrileño, y los franceses no solamente no eran madrileños, sino que ni siquiera eran españoles. Objetivo prioritario para las navajas.

ke os flipais muxo los universitarios ai con vuestros estudios pero luego te meto un navajazo y no hay titulito ke te salve jajaj

Y digo “navaja” porque era el arma más sofisticada que había en manos de la multitud descontenta, si descontamos las armas saqueadas a los franceses a los que se les había dado matarile. Palos, piedras, cualquier cosa podía convertirse en un arma letal en manos de alguien lo suficientemente cabreado cuya residencia habitual era la Villa y Corte.

El general Murat, que en aquel momento manejaba el cotarro de las fuerzas francesas, decidió que era momento de una represión dura para enseñar a esos madrileños lo que era bueno. Y al descontento por el secuestro de la Familia Real se sumó la necesidad de vengar a los muertos.

"Pero, hombre, si todo era una bromilla sin malicia, ¿no estáis sobrerreaccionando un poco?"

El ejército profesional y la administración estatal se mantuvieron pasivos. Los franceses podían hacer lo que estaban haciendo, legalmente, amparados en el Tratado de Fointanebleau (por lo menos hasta que empezaron a disparar a la gente). Y los funcionarios no movieron un dedo por impedirlo. Sí, es cierto que estaban en ciudades que no pillaban muy a mano en el camino a Portugal (el objetivo teórico de Napoleón) y sí, es verdad que había más tropas de las que nos habían dicho, pero nadie quería enemistarse con un ejército que solo estaba teniendo victorias hasta ese momento.

Los únicos militares que sublevaron fueron los capitanes artilleros Daoíz y Velarde, que se la liaron a Murat en el Parque de artillería de Monteleón. Por lo menos hasta que fueron aplastados numéricamente por los franceses. En general, Murat intentó asustar a la población revoltosa con una represión que hiciera que cualquier persona racional se pensara dos veces eso de navajear a un coracero en una callejuela.

Pero éramos españoles, y lo de ser racionales no va con nosotros. Como respuesta a la represión pusimos en marcha la Guerra de Independencia.

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