domingo, 12 de julio de 2020

Petardos y patriotismo: el 4 de julio




La semana pasada fue el Cuatro de Julio y, aunque tenía a medio escribir la entrada, no me dio tiempo de terminarla. Pero este blog es como el cerdo, que se aprovecha todo, y no voy a dejarla perder. Así que estoy escribiendo este pequeño párrafo introductorio como colofón final.

El Cuatro de Julio es a Estados Unidos lo que las fiestas patronales son a un pueblo: gente muy borracha, petardos y parrilladas que terminan con alguien sacando un arma de fuego*. Solo que las cosas en Estados Unidos son ligeramente diferentes porque sus participantes tienen un índice de masa corporal normalmente mayor.

¿Hay algo más americano que esto? Sí, probablemente pegar palizas a negros.

La fecha elegida viene dada por el 4 de julio de 1776, día en el que se aprueba la Declaración de Independencia y se manda a freír espárragos a la metrópoli. Inicialmente, la Declaración es un documento que bebe de las teorías filosóficas de Locke y postula que un cualquier gobierno deja de ser legítimo si no responde a las necesidades de sus gobernados, entre otras cosas. Pero hoy en día la Declaración de Independencia es otro fetiche patriótico que tienen los americanos.

Los festejos son enormes, a lo largo de todo el país, porque al final la gente de las Trece Colonias consiguió independizarse. La mitificación del ejército de milicianos espontáneo que derrota a los casacas rojas es un clásico del nacionalismo estadounidense, y se sigue venerando románticamente la figura del minutemen.

Oh, no. OH, NO. Lo he invocado.

Mientras los habitantes de las colonias tenían un ejército en cuestión de minutos (de ahí viene el palabro “minutemen”), los ingleses tenían que cruzar el Atlántico en barco, que no dejaba de ser del todo seguro, y pagar manutención y salario de esos soldados. Un viaje transoceánico en el siglo XVIII, además de peligroso y largo, era muy caro. Inglaterra no podía simplemente empezar a meter soldados en barcos y lanzarlos a ver si llegaban al continente americano.

Por su parte, vivir en las colonias era peligroso. Tenías a los indígenas (que no estaban contentos con que les arrebataran sus tierras), a los animales salvajes (que no estaban contentos con que les cazaran y discrepaban con los avances de la civilización) y otros colonos (que no estaban contentos porque opinaban que tú te habías quedado con tierras mejores que las suyas). Todo el mundo quería matarte, y lo mejor que podías hacer era dormir con un fusil de chispa debajo de la almohada.

Siete de las famosas "trece colonias".

Además había que contar que Inglaterra no le caía demasiado bien a las otras potencias europeas en el continente americano, esencialmente Francia y España, que no dudaron en aportar su granito de arena para joder a los ingleses. España, en concreto sitió Gibraltar, fracasando en capturar el peñón pero haciendo que los ingleses desviaran tropas que inicialmente iban a ir a las colonias. También recuperó Menorca.

El sistemático acoso mediante una guerra de guerrillas al final decantó la balanza a favor de los colonos, encumbrando a los valerosos milicianos que se defendieron de la tiranía inglesa. Estados Unidos pasaría a considerarse a sí mismo el país de la libertad, tierra de los valientes.

Y precisamente es ese patriotismo, fruto de un pasado totalmente idealizado, lo que se celebra cada cuatro de julio en Estados Unidos.






*Os sorprendería la cantidad de vino que puede almacenar el cuerpo de un familiar lejano antes de sacar la escopeta de cazador.

2 comentarios:

  1. Vaya, parece que a alguien no le gustan demasiado los Estados Unidos

    *McCarthy intensifies*

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    1. ¿Puedo enmendar mi error entregando una lista de amigos que tengo y que son comunistas?

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