lunes, 2 de enero de 2017

Assassins Creed: La película (el análisis)



(Lord Timothy Worsworth-Moriarty III coge aire y levanta la vista de la pantalla de ordenador para fijarse en su psicólogo, que está sentado un poco más allá. Con una sonrisa cálida y  amable, su boca empieza a pronunciar “la terapia ha sido un éxito, yo sé que ya puedes hablar de ello).

Lectores, amigos, gente que ha encontrado el blog por casualidad mientras buscaba porno en internet. Hoy es la efeméride de la conquista de Granada.

Viniendo de Ubisoft, una compañía que es conocida coloquialmente como Buguisoft, os haréis idea del nivel de la película. La película entera es un enorme error que no debería haberse filmado. Y quiero aclarar que he visto ese insulto al séptimo arte que se hace llamar “película” en el cine. Habiendo pagado entrada.

La verdad es que iba con unas expectativas realmente bajas al cine porque ¿cuándo una adaptación de videojuego al mundo cinematográfico ha sido buena? Todas las que recuerdo son historias tirando a flojas y con personajes olvidables, en el mejor de los casos. Quiero decir, si ahora los de Activision anunciaran a bombo y platillo una adaptación al cine de la saga “Call of Duty”, lo máximo que conseguirían de mi es una palmada en la espalda y una sonrisa irónica.

Pero por alguna razón, esperaba que el director no la cagara mucho y que, aunque el guión fuera flojo, la ambientación merecería la pena.

Y a veces soy demasiado ingenuo.

Si por lo menos hubiera ocurrido esto en la película, se podría haber catalogado como "humor". Como he pagado por verla, la califico de "drama".

El guión estaba escrito con una consistencia argumental que me hacía sospechar que hubieran metido a todos los guionistas en un pozo y periódicamente les hubieran alimentado con paladas de cocaína.
Bueno, voy a obviar algo tan pequeño como el utilizar armas y armaduras que no corresponden a la época. Porque todos podemos tener errores. Incluso voy a pasar por alto una bandera que se parece sospechosamente a la bandera de España actual. Qué cojones, voy a perdonar que las tropas cristianas se lancen a la batalla al grito de “Por ESPAÑA” en 1492, que tira por tierra las tiranteces entre reinos que hubo a la muerte de Isabel la Católica.

Se dice que Boabdil era rubio y de ojos azules, vestigios genéticos de cuando los invasores musulmanes se emparentaron con la nobleza visigoda para legitimarse. Sin embargo, el imaginario popular ha quedado como un hombre de tez morena y pelo negro. Es mucho más fácil que el último rey moro de Granada esté emparentado con la idea racial que tenemos de “moro”, así es más fácil de comprender a nivel étnico y no nos estalla la cabeza al ver una especie de sueco paseando entre las fuentes de agua del Generalife. Puedo perdonar que en la película lo hayan puesto moruno, porque muchas veces lo hemos representado así por comodidad.

Somos una secta secreta que nos persigue todo el mundo, vamos a tatuarnos las PUTAS CARAS para que quede bien evidente que pertenecemos a esa secta y nos pueda identificar HASTA EL PANADERO del barrio.

Pero no voy a perdonar el hecho de que hayan metido a Isabel de Castilla, una mujer que fue apodada como “la Católica” con tatuajes faciales y pinturas de guerra. Con unos rasgos étnicos que no sé de dónde parecen, pero que desde luego no son europeos. Parece más la bruja de una tribu de bárbaros de Conan que una reina. Aunque, claro, esa estética encaja con la mierda de Auto de fe que se celebra, que tiene una iconografía sospechosamente pagana (con cráneos de cabra, tíos con rastas gritando y similares).

Fernando el Católico tiene un pase, Torquemada incluso está bien caracterizado, pero cuando le llegó el turno a diseñar el aspecto de Isabel la Católica, la cocaína ya había empezado a surtir efecto.

Por eso, cuando llegados a cierto punto de la película aparece en el inferior de la pantalla el texto flotante “Puerto de Palos” yo empecé a lamentarme en voz alta “no… no…”. Alguien por detrás de mí me contestó socarronamente “oh, sí”. Y es lo que imagináis. Aparece Colón por ahí, como un amigo de los Assassins. Y es un tío con barba poblada y tez morena, de notable aspecto gitanesco.

Así que el bueno de Colón es un agente de los Assassins, que sale del Puerto de Palos huyendo de los Reyes Católicos, que son templarios, para esconder el “Fruto del Edén®” (que es una jodida bola de petanca que se ilumina con leds y no se explica muy bien lo que hace) en América. Incluso se atreven a parafrasear al jodido Colón cuando el protagonista le dice algo así como “y recuerda, siguiendo la luz del sol, sales del Viejo Mundo”. Y aun se atreverán a llamar “homenaje” a la flagrante violación histórica que han hecho.
Escena del Auto de fe. Mirad los bichos clavados en picas del fondo y los salvajes vestidos con pieles y ¿plumas? que gritan al protagonista en la parte inferior derecha de la imagen. A mi me huele a paganismo.

El departamento de arte tiene infinitas representaciones de Isabel la Católica y de autos de fé. Incluso tienen una jodida estatua de Colón en Barcelona, la ciudad española que más turistas tiene a lo largo del año. Pero no, vamos a pasarnos por el forro cualquier parecido con la realidad. Por eso, cuando aparece un flashback al pasado, aparece SIEMPRE una Edad Media llena de humo y niebla, en un atardecer perpetuo. Porque así era la Edad Media. Siempre. Humo y atardeceres. A cualquier hora del día, todos los días del año.

La típica Edad Media con su humo medieval, su niebla medieval y su atardecer medieval. Afamados historiadores ya postulan que no hubo un día despejado y con sol en todo el medievo.

Y ya, finalmente, alejándonos de lo de la historia, la película tiene errores graves de argumento. El protagonista pasa de ser un mierdecilla al que todos odian a un maestro asesino en, literalmente, dos días. La rebelión triunfa porque en la prisión en la que guardan a los assassins tienen repartidas estratégicamente vitrinas con armas. Todo el mundo sabe que conforme experimentas el Animus, vas adquiriendo las habilidades de tu antepasado. ¿Qué problema hay con mezclar un montón de asesinos entrenados en el Animus con vitrinas llenas de armas? Yo no veo ninguno. Los guionistas tampoco.

Los asesinos se podrían haber pirado de ahí en cualquier momento, no hay nada que haga que el día en el que ocurre la revolución sea un día especial para poderse escapar. El personaje que interpreta Fassbender tampoco aporta nada a la revolución, simplemente está ahí a lo suyo y de repente todo el mundo le quiere. Y a pesar de no tener ni puta idea de nada (porque literalmente ha llegado hace dos días) lidera con éxito una rebelión a gran escala.

Esta especie de "samurai medieval" es el antagonista de 1492. Todo histórico, todo documentado.


Y hablando del Animus, en los videojuegos es una especie de diván cómodo en el que te tumbas y tu cerebro empieza a trabajar. Pero en la película tienen que ser espectaculares: en primer lugar te enchufan una especie de aguja por la nuca, porque sí, y en segundo lugar el Animus es una pinza hidráulica enorme que te mueve en el aire. Son capaces de regresarte a la memoria de tus ancestros, pero no de engañar a tu cerebro para que crea que se mueve. Te tienes que mover con un brazo articulado de la hostia. Hay que camuflar como “efectos visuales” todo el dinero que se ha ido en cocaína para el pozo de los guionistas.

El animus ahora: mitad investigación de alta tecnología, mitad montaña rusa.

Por no hablar que el cuartel general secreto de los templarios está señalizado con unas ominosas y evidentes cruces templarias EN ROJO en la puerta. En él, la científica sin carisma descubre que ha sido utilizada por su padre todo el rato y parece que se va a pasar al lado de los Asssassin cuando se encuentra con Fassbender y no da la alarma. Pero luego Fassbender mata a su padre (con el que estaba muy enfadada) y como Fassbender ha matado a su padre, ahora se vuelve malvada y será la antagonista de la siguiente película.

Dios no quiera que llegue a grabarse nunca.

Cuando estábamos saliendo, me giré a mis acompañantes y les dije “Hey, ¿Por qué os vais? ¿No queréis ver la escena postcréditos?” sorprendidos me preguntaron que como sabía qué había una escena después de los créditos y mi respuesta fue:


La escena postcréditos tiene que ser el director de la película pidiendo perdón a los espectadores por filmar semejante basura.


Si os gustó la película siempre os podéis comprar esta... JAJAJAJAJAJA, lo siento, no puedo pensar que a alguien le ha gustado la película sin reírme.

1 comentario:

  1. JAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJ Madre mía, mira que yo ya no pensaba pagar por ver la película ni de coña, porque con las imágenes publicitarias y el trailer ya había tenido bastante, pero es que este post ya le ha dado la puntillita... Me da que ya no la voy a ver ni gratis, que luego me entran los instintos asesinos.
    Genial la entrada, eso sí, me ha hecho reír bastante.
    ¡Y enhorabuena por el blog en general, me encanta!

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