lunes, 25 de marzo de 2013

El Ku Klux Klan fue fundado por roleros rebotados de la Guerra Civil Americana



Hablemos de uno de los grupos racistas más conocidos del mundo. Hoy toca hablar del Ku Klux Klan, como no podía ser de otra forma ahora que se acercan las vacaciones de Semana Santa.

El Klan hizo su aparición en la segunda mitad del siglo XIX en lo que se suele llamar la “América profunda” o “Amurrica” (la “a” es muda) y pregonaba una evidente y poco disimulada violencia hacia las personas que ellos consideraban diferentes.

Luego, ya en el siglo XX, a estos simpáticos nazarenos descendientes de anglosajones les dio por quemar cruces como señal de advertencia. Todo muy “eh, miradme, soy el centro de atención”.  Pero no estoy aquí hoy para contaros las cosas que aparecen en wikipedia y que sabe todo el mundo sobre el KKK.
Hoy vengo a contaros la organización tan pintoresca que tenían (o tienen, nunca se sabe) estos alegres vecinos de piel blanca y rebotados de la Guerra Civil Americana.

domingo, 17 de marzo de 2013

Resacón en el Egeo



La siguiente historia bien podría ser el prólogo de la famosa saga que cuyo argumento gira en torno a desmadres y alcohol. A los guionistas de la saga les recomiendo encarecidamente que hagan “Resacón en Mallorca” a la de ya, con toreros en traje de luces, sevillanas y alemanes borrachos con bermudas, gorros de paja y chancletas con calcetines blancos. Pero dejemos esta digresión para ir a lo que vamos:

Para  la historia que viene a continuación nos tenemos que remontar a la Grecia Clásica. La Grecia del Partenón, de los piques entre Atenas y Esparta como si de los pueblos de Valdetocinos de Arriba y Valdetocinos de Abajo se tratara y quisieran ver quien tiene la verbena de fiestas mejor. Es la mejor y más fiel metáfora que se me ocurre para describir la rivalidad entre esas dos polis.

Así que os voy a hablar hoy de Alcibíades.

Si es que tiene carica de buena persona y todo

Alcibíades era un ciudadano ateniense de pleno derecho respetado. Gran orador, estadista y prometedor general militar, tuvo una gran actuación allá por los finales del s. V a.C. en las primeras fases de la Guerra del Peloponeso. Alcibíades era el marido que todo ateniense quería para su hijo. Perdón, quería decir hija, HIJA.

lunes, 11 de marzo de 2013

La "Llaga Española"



Escribo esto mientras evoco, gracias a las fotos que hice, lo bien que lo pasé el domingo pasado. El pasado día 3, vamos. En los jardines de la Aljafería un generoso puñado de frikis (porque reconozcámoslo, hay que ser friki tanto para recrear como para disfrutar con la recreación) estuvieron pegando cañonazos, tiros y, en general, haciendo mucho ruido para deleitar a un numeroso público entregado y exigente. Esos hombres y mujeres amantes de lo napoleónico me hicieron pensar "venga, vamos a dedicarles  una entrada". Así que para ellos va la entrada de hoy:

La "Llaga Española", así es como denominaban los franceses a la ardua tarea de conquistar el territorio español.

Gobernado por un rey títere como Carlos IV, una reina “desvergonzada y disoluta” y un primer ministro corrupto, Napoleón supuso que la conquista de España sería un caramelito. En sus memorias escritas en Santa Helena, Napoleón se felicita por haber derrocado a los Borbones en Nápoles (y efectivamente fue un éxito y un acierto) y se lamenta de haber intentado gobernar España.

Mientras tanto, en una realidad alternativa: todo el mundo quiere a Francia

domingo, 3 de marzo de 2013

Cincomarzada: esa costumbre de bárbaros




O al menos eso es lo que dicen cada año en el Heraldo los carlistas aragoneses. Ese cinco de marzo de 1838 y enmarcado en la Primera Guerra Carlista (si, a los españoles nos va el rollo “guerra civil” y matarnos entre nosotros desde incluso antes del 1936) los habitantes de la ciudad del Ebro liaron la del pulpo en cada calle y en cada casa.

La ciudad de Zaragoza, con una guarnición isabelina simbólica, se creía presa fácil de los casi tres mil soldados de Juan Cabañero. No era una conquista, solo una operación de saqueo y destrucción para sembrar el miedo en la retaguardia isabelina, una operación para desbaratar el punto seguro al que se iban a replegar en caso de retirada las tropas liberales.

Isabel II de España y I de Mordor. Con aspirantes al trono de tanta belleza interior comprendo a los carlistas